Lluvia de estrellas
El fenómeno de las estrellas fugaces es algo muy bello de observar, algunos piden un deseo, yo siempre pido ver otra estrella fugaz. Cuando yo era niño y estaba en la precordillera de San Fernando, en el campo, observando el cielo sin contaminación lumínica, recuerdo preguntarle a los adultos, ¿Qué son las estrellas fugaces? y siempre recibía la misma respuesta: una estrella que muere. Sin embargo esa respuesta no me dejaba satisfecho, por alguna razón yo sabía que las estrellas estaban muy, pero muy lejos, y no me cabía en la cabeza cómo algo tan distante se moría tan rápido y se caía hacia el lado, considerando además que no tiene nada hacia donde caerse, como ocurre en la Tierra. Durante años me acechó la pregunta, hasta que a partir de la lectura logré comprender el fenómeno.
Una estrella fugaz no es una estrella, es básicamente un pedacito de roca, que al entrar en contacto con la atmósfera de la Tierra y debido a su alta velocidad, comienza a quemarse. Lo que vemos es ese brillo. La Tierra en su movimiento en torno al Sol va cruzando por su paso sectores donde hay mucho material, en general es el resto de un cometa que fue dejando remanente a su paso, cuando nuestro planeta pasa por ese sector algunos de los residuos ingresan a la atmósfera generando este hermoso espectáculo. Es un fenómeno local. Pues bien, como una parte de nuestro planeta es la que “toca” el remanente del cometa, las estrellas fugaces parecen provenir de un sector en particular del cielo, esto se conoce como radiante, el lugar de donde parecen venir las estrellas fugaces. Y dado que todo el cielo está distribuido en constelaciones, se denomina a esta lluvia de estrellas a partir del nombre de la constelación, por ejemplo tenemos las Leónidas, donde la constelación de Leo es el radiante, las Gemínidas, Oriónidas, etc. por nombrar las lluvias de estrellas de constelaciones más conocidas. Cada lluvia de estrellas posee su fecha en el año, algunas duran pocos días y hay otras que duran meses, como es el caso de las Virgínidas, pero además las lluvias de estrellas poseen una noche que se denomina máximo, donde tenemos la posibilidad de disfrutar el mayor número de meteoros por hora.
Para disfrutar de una lluvia de estrellas no es necesario tener instrumentación alguna, aunque una silla reclinable o una reposera puede ser de gran ayuda. La idea es estar en un lugar oscuro, libre de contaminación lumínica, de preferencia en una noche sin Luna, y simplemente mirar al cielo en dirección a la constelación radiante, aunque las estrellas fugaces aparecerán en cualquier parte del cielo, se concentrarán hacia dicha constelación, desde donde parecerán provenir. Dependiendo de las características de la lluvia de estrellas se verán decenas hasta cientos de estrellas fugaces por hora.
El nombre más adecuado para una estrella fugaz es meteoro, no confundir con meteorito, que es un pedazo de roca más grande que al no ser consumido completamente por la atmósfera choca en la Tierra. Un meteorito yo lo puedo tomar, un meteoro desaparece completamente. Hay veces en que el meteoro es muy brillante y cercano, por lo que se puede distinguir que se está quemando, ésto se conoce como bólido, y es muy impresionante de observar. Por otro lado hay ocasiones en que una estrella fugaz se parte en dos. Recuerdo claramente una noche en el observatorio Cerro Pocho en Santiago, donde un grupo de personas estaba mirando el cielo a simple vista y con telescopios cuando se siente un ohhhhhh, todos miramos al cielo instintivamente y se repitió el ohhhhh, cosa rara ya que esto sólo ocurre en estrellas fugaces de larga duración y mucho brillo, sin embargo a los pocos segundos todos estábamos disfrutando de la hermosa estrella fugaz cuando se siente un wuaaaaa! se había partido en dos, y todos vimos como ambas estrellas fugaces se separaban en dirección hacia la constelación de la Cruz del Sur, hasta que se apagaron. Todo el fenómeno duró unos pocos segundos y fue realmente impactante. Me sorprende como algo tan simple logra quedar almacenado vívidamente en la memoria, no recuerdo lo que estaba haciendo en ese momento, no recuerdo con quien exactamente estaba, pero la estrella fugaz doble la recuerdo claramente.
Por eso presenciar una lluvia de estrellas, o una estrella fugaz luminosa durante algunos segundos, puede llegar a ser un recuerdo invaluable en nuestra memoria, un nunca sabe qué ocurrirá exactamente, lo único que podemos hacer es generar la instancia de observación y dejar que el cielo nos sorprenda.